[English below]
«La vida es un regalo». Ese fue el signifcado de este viaje. Meses de cuarentena esperando en nuestras casas a que todo pasara. A que llegara una nueva normalidad que no es normal. A que pudiéramos abrazar a los nuestros mientras escondíamos la sonrisa tras una mascarilla. Y esperando el momento de volver a viajar. De volver a tener la sensación de libertad, esa que me inunda cada vez que estoy en un nuevo lugar.
Y así comenzó el viaje, haciendo varias de las cosas que más me pueden gustar: viajar, ir a uno de esos destinos que llevaba en mi lista mucho tiempo y vivir Italia.
Cinque Terre
Casas de colores, aguas cristalinas, barcos pesqueros, calles empinadas, ropa tendida en los balcones. Cinque Terre es Patrimonio Mundial de la UNESCO y es una visita obligada en Italia. Se puede recorrer andando junto a la costa por el Sentiero Azzurro , en tren y en barco. Hacer cada tramo de una forma diferente aporta mucho valor a la experiencia de visitar estos pueblos. Se pueden recorrer todos en un día. ¿Mis favoritos? Manarola, Vernazza y Riomaggiore.
Nos alojamos en Monterosso al Mare porque era lo más práctico para dejar el coche. Cuando fuimos no había apenas turismo, pero si vas en temporada alta lo ideal es reservar la plaza de parking por adelantado (sí, como si fuera el hotel).
De la Spezia pasamos a la Toscana, y visitamos algunos de los pueblos con más encanto que haya visto. Será ese aire de película clásica que tiene esta zona, será que era el primer viaje pos-COVID, será que simplemente esta región es maravillosa.
Toscana
Vinos, viñedos, quesos de sabores intensos, tranquilidad en las calles, gatos al sol, lugareños acostumbrados a verlo todo como en un cuento, atardeceres en sus colinas. La región de la Toscana es arte.
Pueblos que recorrimos: Anghiari, Arezzo, San Gimignano y volví a recorrer las calles de Lucca, un pueblo que me transmitió mucha paz hace muchos años cuando lo visité por primera vez junto a Florencia, Pisa y Siena. Ah! Si es la primera vez que vas por la zona, obviamente Florencia es un must.
Anghiari está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Italia y eso se puede comprobar en cada una de sus calles. Lo mejor sin duda eran las vistas de nuestro hotel a un Anghiari bajo la luz de la luna (foto debajo).
San Gimignano , conocido por sus icónicas torres, es un pueblo medieval con los helados más originales y buenos que haya probado. Sus calles, su música y su magia hacen que sea una visita obligada en la Toscana. Y, si lo que quieres es ver San Gimignano desde fuera, te recomiendo comer en la Fattoria Poggio Alloro: tienen un menú cerrado de producto local que es una delicia.
Y además de todo esto… cruzamos a la República más antigua del mundo: San Marino. Un país en lo alto del monte Titano que se caracteriza por estar amurallada, tener calles muy estrechas adoquinadas y por sus 3 torres en lo alto del monte.
No sé qué tiene Italia… que no me canso.
ENGLISH
«Life is a gift». That was the meaning of this trip. Months of quarantine waiting in our homes letting all go. Waiting for a new normal that is not normal anymore. Waiting to hug our loved ones, to embrace live again while hiding our smiles behind a mask. And, of course, waiting for the moment to travel again. To have the feeling of freedom, the one that floods me every time I am in a new place.
And so the journey began, doing some of the things I love the most: travelling, going to one of those destinations that had been on my list for a long time and feeling Italy.
Cinque Terre
Coloured houses, crystal-clear waters, fishing boats, steep streets, clothes hanging on balconies. Cinque Terre is a UNESCO World Heritage Site and a must-see in Italy. You can hike along the coast along the Sentiero Azzurro walk, by train and by boat. Doing each section in a different way adds a lot of value to the experience of visiting these villages. You can visit them all in one day. My favourites? Manarola, Vernazza and Riomaggiore.
We stayed in Monterosso al Mare because it was the most convenient place to leave the car. When we went there were hardly any tourists, but if you’re going in high season it’s a good option to book the parking space in advance (yes, just like to book a hotel).
From La Spezia we moved on to Tuscany, and visited some of the most charming villages I’ve ever seen. Maybe it’s the classic movie feel of the area, maybe it was our first post-COVID trip, maybe it’s just that this region is wonderful.
Tuscany
Wines, vineyards, cheeses with intense flavours, quiet in the streets, cats in the sunshine, locals used to see everything as in a fairy tale, sunsets on the hills. Tuscany is art.
Villages we visited: Anghiari, Arezzo, San Gimignano and I walked the streets of Lucca again, a town that gave me a sense of peace many years ago when I first visited it along with Florence, Pisa and Siena. Ah, if it’s your first time in the area, Florence is obviously a must-see.
Anghiari is considered one of the prettiest villages in Italy and you can see it everywhere you look around. The best thing was undoubtedly the view from our hotel of moonlit Anghiari (picture below).
San Gimignano, known for its iconic towers, is a medieval village with the most original and delicious gelato I’ve ever tasted (really). Its streets, music and magic make it a very special place in Tuscany. If you want to see San Gimignano from the outside, I recommend eating at the Fattoria Poggio Alloro they have a menu of local produce that is a delight.
And on top of all this… we crossed into the world’s oldest republic: San Marino. A country on the top pf the Mount Titano that is characterised by walls, very narrow streets and 3 towers atop the mountain.
I don’t know what it is about Italy… I just can’t get enough of it.










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